EL VERANO QUE VOLVIMOS A ALEGRANZA

La periodista María Fernández-Miranda publica su primera novela titulada El verano que pasamos en Alegranza. La protagonista es Leandra, tiene treinta y cinco años y es editora de una revista de moda con sede en Madrid. Acaba de romper con su marido, está bastante desencantada con su trabajo y ha sido testigo de la trágica muerte de su tía. Inmersa en cierta crisis vital decide poner tierra por medio, abandonar Madrid y pasar el verano en Alegranza, la antigua casa familiar en el pueblo asturiano de Colunga. Leandra recuerda el consejo que le dio un perfumista al que entrevistó que tenía que elaborar su propia fragancia, algo muy personal, que en realidad ella pretende trasladarlo a su propia vida. Ella se sumerge en la atmosfera de Alegranza, un jardín lleno de flores y recuerdos familiares pero donde también se esconde algún secreto. Las conversaciones con sus tíos y algún lugareño conocido de la familia le van poniendo la pista acerca de un tremendo suceso ocurrido tiempo atrás que todos desean ocultar y que ella se propone investigar hasta saber la verdad. La reconciliación con el pasado le serena en muchos aspectos, también en el plano afectivo.
La novela, escrita con sencillez y amenidad, presenta una trama agradable aunque poliédrica y con ciertas aristas y la autora aborda temas de siempre como son las verdades a medias o los dramas del pasado que se ocultan y acaban saliendo a la luz, así como las huellas emocionales que dejan en las personas. También hay ciertas referencias a la complejidad de las relaciones laborales así como a la apertura hacia una segunda oportunidad en un matrimonio que parece ir a pique. La historia presenta un tono positivo tal y como afirma su autora: “Todo lo que nos pasa se puede reescribir, solo hace falta tener la voluntad de hacerlo”.

TROA