ELEGÍA A IRIS

Iris Murdoch fue una escritora de origen irlandés que incursionó tanto en el campo del ensayo como, especialmente, en el de la literatura. Su obra no ha envejecido y en los últimos tiempos está siendo recuperada, aunque seguramente en esta recuperación tiene bastante que ver su condición de mujer. Sea como fuere, no viene nada mal la relectura porque tiene no solo talento literario sino una mente lúcida, llena de ideas sorprendentes y profundas.
Murdoch tuvo una vida apasionada y fue muy promiscua. Pero se casó con el también escritor John Bayley. En esta elegía escrita por el último se repasa la vida de la pareja, pero sobre todo es un testimonio sobre lo que supone cuidar a un enfermo de Alzheimer, la enfermedad que padeció Murdoch de anciana. Bayley muestra su compromiso y tiene una manera de ver la enfermedad llena de ternura. Para él, es el amor lo que hace que uno descubra en la mirada a veces vacía o distraída del enfermo a la persona que realmente es.
Este libro cuenta con dos registros: el primero ya lo hemos señalado, con las vicisitudes del cuidado, la cercanía y los cambios de carácter, bruscos e incomprensibles, de quien padece esa dolencia. Esta parte es realmente conmovedora y puede ayudar a muchas personas, pero no porque compartan los mismos valores o la forma en que ve Bayley la enfermedad, sino porque este tiene una capacidad expresiva inmensa que contribuye a comprender el contexto en el que se va perdiendo el vigor del cuerpo y la inteligencia.
El otro registro es el de la vida de Murdoch y los líos amorosos en los que se vio metida. Puede parecer frívolo, pero ella, que tuvo una sexualidad complicada, en realidad buscaba en las relaciones íntimas cercanía con los “grandes”, como Elias Canetti y otros profesores de Oxford. Ciertamente, ni esta “afición de Murdoch” ni la relación con Bayle son modélicas, pero revelan los problemas emocionales de los intelectuales.

TROA