ELIZABETH HART Y EL COLEGIO PARA NIÑOS CREIDOS

Desde que sus padres desaparecieron durante una inundación, Elizabeth vive al cuidado de su tía, Miss Crabb: una mujer sumamente desagradable que trabaja como cocinera en un colegio y ha convertido a su sobrina en una nueva Cenicienta encargada de las tareas más ingratas. El único amigo con el que cuenta Elizabeth es Rory Snitter, alumno del colegio Pandora Pants para niños creídos, que aspiran a convertirse en celebrities y estudian asignaturas tan originales como “Postureo ante el Público” o “Llamar la Atención”. Entonces Elizabeth descubre que Miss Crabb no es su tía: en realidad, la mantiene secuestrada y ha tramado dos perversos proyectos: robar la receta de crema de caramelo superespecial que sólo conocen los padres de la niña y vender a los alumnos del colegio a una fábrica de Mongolia. Elizabeth conseguirá desbaratar sus planes y regresar a su casa para descubrir cuál ha sido realmente el destino de sus padres.
Tanto los personajes como las situaciones del libro comparten una característica: la originalidad. Miss Crabb, su ayudante Gladys Goulash y sus repugnantes comidas aderezadas con colas de rata y pelos de la barbilla cumplen a la perfección su papel: suscitar la risa, el asombro y la profunda antipatía del lector. Al mismo tiempo, el colegio para niños creídos da pie a Sarah Forbes para criticar a los niños que desprecian la lectura y están convencidos de que no hay nada más importante en la vida que un peinado perfecto. La autora consigue reforzar aún más su mensaje interpelando directamente al pequeño lector e involucrándolo en la lectura: no duda en preguntarle su opinión sobre los personajes y los acontecimientos que describe y le obliga a reflexionar.

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