ENVIADA ESPECIAL

Enviada especial, novela de espionaje escrita por Jean Echenoz en clave de humor, se propone parodiar el género al que finge pertenecer. Una joven es secuestrada en París en pleno día, a la entrada del cementerio de Passy, por agentes secretos franceses. Con el fin de aparentar que se trata de un delito cometido por delincuentes comunes, se pide un rescate al marido de la víctima, quien no responda a esta demanda. Más tarde, la secuestrada es enviada a Corea del Norte para que seduzca a un miembro destacado del gobierno comunista. Más divertida que asustada, la mujer cumple muy bien su misión a la vez que disfruta de lujosos circuitos de turismo en Pyongyang. Sin embargo, su objetivo humano acaba por caer en desgracia y se ve forzada a escapar, con él, de forma precipitada a través de un paso secreto que conecta con Corea del Sur.
La obra caricaturiza de forma inteligente los relatos comerciales de espías cuyos protagonistas viven aventuras inverosímiles, superan ilesos trampas mortales, sobreviven a riesgos mortales y además disponen del tiempo necesario para frecuentar todo tipo de encuentros sexuales. La trama resulta disparatada, el desarrollo argumental es absurdo y las situaciones se resuelven con la más desinhibida falta de coherencia. El toque exótico, que no suele faltar en esta clase de historias, corre a cargo de la ya de por sí increíble situación que reina entre los dirigentes de Corea del Norte, donde cualquier desafío a la lógica parece caber dentro de lo posible. La ironía con que el autor aborda las mentiras, engaños y simulaciones que son consustanciales a la actividad de los espías y la forma en que conduce la rocambolesca historia hacia su desenlace, resulta incisiva y produce en el lector el efecto cómico que es evidentemente el motivo al que responde la obra. El veterano narrador critica la banalidad de este tipo de relatos, de la que se sirve para mostrar desde su interior cómo un buen escritor puede ridiculizarla hasta el último extremo. Los numerosos personajes, los constantes quiebros en la acción, los continuos cambios de escenario, todo ello está pensado para poner en evidencia su falta de consistencia y sus continuas concesiones a tópicos desgastados. Al llegar a la última página el lector puede sentir cierta decepción al tomar conciencia de que se le ha gastado una broma, aunque será capaz de percibir la notable calidad literaria y el ingenio sutil que prevalece a lo largo de la acción.

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