EPITAFIO PARA UN ESPIA

Durante unas vacaciones en la Riviera francesa, un profesor de idiomas húngaro se ve acusado de espionaje. La acción recoge su frenética investigación para demostrar su inocencia entre los doce respetables huéspedes del hotel donde se aloja, que en realidad son muy distintos de lo que parecen.
Ambler, en realidad John Bucan (Londres, 1909-1998), ofrece aquí una novela de espías donde la anécdota, en apariencia sencilla, se complica en múltiples derivaciones, como en las muestras más clásicas del género, mientras que los personajes no son ya monolíticamente buenos o malos, sino que presentan matices que los humanizan. Por su parte, la intriga se mantiene, y el autor consigue sorprender en varios pasajes al lector avezado en la materia. El estilo y la traducción de M. Pais Antiqueira son correctos. Cuando esta novela fue publicada, en 1938, Europa había perdido el miedo que en la década anterior le producía el bolchevismo ruso, y sentía en cambio la amenaza cada vez más acuciante del nazismo; por eso, el personaje más humano de la novela es un honrado comunista alemán perseguido a muerte por la Gestapo.El autor demuestra también piedad por los espías, ya que, actúen por patriotismo o incluso por interés material, se juegan la vida sin ser más que simples piezas de ajedrez para los Altos Servicios de Inteligencia.

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