ÉRASE UNA VEZ MANHATTAN

Mary, una joven irlandesa de educación católica, se casa con un chico judío a quien llama B, y se van a vivir a Nueva York. Allí trabaja en prestigiosas revistas de moda y se mueve en un ambiente lleno de glamour, y constantemente se cambia de domicilio, siempre en Manhattan. Ella, algo neurótica y difícil, acude con frecuencia al psiquiatra y lentamente se va alejando de la religión. El matrimonio tiene dos hijas pero la relación no marcha bien, pues B. está harto del temperamento de su mujer y le es infiel, por lo que acaban divorciándose. Mary, para ocupar su tiempo, empieza a colaborar en un grupo feminista.
Se echa de menos en este libro, correctamente escrito, un argumento algo más sólido que recogiera acontecimientos de más relieve, ya que se centra fundamentalmente en las descripciones de las mudanzas de casa, con prolijos detalles sobre temas decorativos y arquitectónicos. Sin embargo, el acierto de la autora es crear literatura a partir de la cotidianidad.
La prosa es minuciosa, observadora, apoyada en una narración en primera persona, sin acudir apenas a los diálogos y con un rico vocabulario. Está muy conseguido el retrato del ambiente social de Manhattan, con inclusión de abundantes referencias literarias, de cine o moda que enriquecen y hacen culto el relato, junto con apuntes del estilo de vida neoyorkino: lugares, restaurantes, etc. La mirada resulta a veces un tanto superficial y es siempre irónica; hay algunos comentarios críticos sobre el catolicismo, así como descripciones sexuales.

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