ESTA NO ES UNA CANCIÓN DE AMOR

Estamos ante una novela de asesinos a sueldo, xenofobia, injusticia, pero también, una crítica bien enfocada a los reality show y el mundo comercial de la televisión. Y un canto a la belleza de la ciudad de Milán, queriendo borrar la imagen de ciudad gris y fea.
Carlo, el personaje principal, está fascinado con Bob Dylan, a cuyas letras recurre con mucha frecuencia deslizándose por toda la novela y ayudándole como un fetiche. Carlo, además, ha inventado un reality televisivo, “Crazy Love”, que está teniendo mucho éxito pero que está dispuesto a abandonar porque le parece que no es nada ético. Y en estas estamos cuando un extraño personaje, haciéndose pasar por repartidor, entra en su casa con una pistola en la mano dispuesto a matarle aunque no lo logra por la rapidez de Carlo.
A partir de aquí la policía, bastante activa pero no inteligente en toda la novela, intenta averiguar qué ha pasado. Sin embargo, será el mismo Carlo con sus amigos el que acabará descubriendo todo. A la vez aparecen unos asesinos a sueldo y un extraño abogado y unos gitanos que están acampados cerca de la ciudad y que han sufrido un atentado en el que mueren un niño y un policía y hay varios heridos. Y aquí tenemos todos los personajes que irán viendo otros crímenes aparentemente sin conexión. El desenlace es totalmente coherente y no defrauda.
La novela de Robecchi (Milán, 1960) está construida con capítulos cortos en los que suele dominar una escena vista por algunos de los personajes, narrada con diálogos breves, a veces incompletos y muy ágiles.
No se dedica mucho espacio para las descripciones de lugares y se centra sobre todo en los personajes, por esto la lectura es intensa y atrapa. En resumen, una novela singular, distinta y original.

Alberto Portolés