ESTOY CONTIGO

La escritora italiana Melania G. Mazzucco (1966) es conocida por sus novelas Vita, Ella, tan amada, Limbo, Un día perfecto, o Eres como eres. Es también autora de guiones de cine lo que quizá se muestra en la plasticidad de su escritura. Quien comience a leer Estoy contigo, casi visualizará la estación Termini romana atestada de viajeros. Allí una mujer joven, de raza negra, deambula de un lado a otro sin rumbo fijo. Se le ve asustada y aterida por el frío de fin de enero. Y famélica: aunque intenta hacerlo cuando nadie la mira, busca en las papeleras restos de comida. Mazzucco plasma lo que relata como en una película y hace vibrar al lector al contar paso a paso la vida de esta mujer, tal y como se la contó la protagonista.
La novela se abre con la llegada a Italia de Brigitte Zèbé y sus primeros amargos días en Termini. Pero manos amigas –un sacerdote, personas que trabajan en los organismos de acogida- le proporcionan alojamiento y comida. El primer socorro lo encuentra el Centro Astalli, donde vuelve a comer en una mesa y a dormir en cama. Meses duros en los que no le resulta fácil hacerse a las condiciones de un centro de acogida y en los que por su temperamento choca con las normas y con las personas. Tampoco le es fácil aceptar las cortapisas que impone a los refugiados la legislación. Y cada día, el recuerdo de unos hijos que no sabe si siguen vivos. Sin embargo, en cada etapa hay quien le brinda su ayuda.
La autora, con buena técnica narrativa, alterna el relato de sus vicisitudes en Roma con el de su anterior vida en el Congo. Con oportunos flash-back, presenta a sus padres y hermanos, sus estudios hasta llegar a ser enfermera y propietaria de clínicas, su marido y sus hijos. Hasta al escenario más cruel. Brigitte ha atendido a los heridos en una revuelta contra el gobierno. Unos militares le piden que les inyecte formol para que mueran. Su negativa le cuesta ser apresada y encarcelada en pésimas condiciones. Recibe un trato inhumano, palizas y reiteradas violaciones cuya brutalidad no necesita describir. Si consigue salir será por un hombre al que ella salvó la vida en su hospital. La libera y tras una penosa huida llega a Kinshasa, donde vive Constantin, casi un hermano para ella, que le ayuda a volar a Roma.
Se podría decir que Mazzucco ha escrito una novela sobre los refugiados, uno de los dramas de la sociedad contemporánea. Elije la inmigración más cercana; la de los africanos que llegan a los países de la costa mediterránea europea. Pero este relato es mucho más: es la historia de una mujer con coraje, que no se deja aplastar por las circunstancias duras ni por la maldad de algunos. Y también una historia de manos amigas que le brindan ayuda. Eso hace que la novela, pese a la dureza, no sea amarga, sino que destile cierta esperanza

TROA