EUROPA

Europa, además de ser el título de esta novela de Cristina Cerrada (Madrid, 1970) aparece como el punto de llegada de muchas personas desplazadas de sus países por efecto de las guerras y las revoluciones. En esta situación se encuentra la joven protagonista, que accede a una ciudad europea junto con sus padres y su hermano desde un país cuyo nombre no se menciona. Hija de un escritor y profesor universitario y estudiante ella misma, debe adaptarse a una nueva vida como auxiliar administrativa de una fábrica, la misma donde su hermano trabaja como obrero manual. Entristecida por la pérdida de su entorno y de su antiguo y confortable modo de vivir y acosada sexualmente por un compatriota, lleva una existencia triste y solitaria que se torna más compleja cuando cree haber matado a su acosador con una piedra para impedir que la violara. El desarraigo, el miedo y el afán de encontrar un lugar en la sociedad de acogida, son sentimientos intensos y a veces contradictorios, que la embargan hasta convertirla en alguien de una madurez impropia de su edad. La acción se desarrolla a base de capítulos breves, con abundante diálogo y frases cortas, en cada uno de los cuales se precisa un aspecto de actividad cotidiana y los estados de ánimo de la protagonista y de los demás miembros de su familia. La muerte de su muy querido padre, la huelga en la fábrica donde trabaja y el despido de su hermano, actúan como elementos que coadyuvan a que se convierta en una mujer distinta, más fuerte y decidida. La autora ha elegido un tratamiento narrativo de carácter intimista para elaborar una trama cuya acción externa queda perfilada con trazos escuetos, aunque suficientes para enmarcar una intensa violencia interior. La ansiedad, la inseguridad ante el futuro, el desconcierto sobre la propia identidad tanto como la ausencia de apoyos afectivos, producen en la protagonista un profundo vacío de convicciones que la autora logra transmitir de modo plausible. Coordinadora de cursos de escritura creativa, Cristina Cerrada demuestra conocer y dominar recursos novelísticos abundantes y actuales, tanto estructurales como de forma. Los ambientes, personajes y el encadenamiento de secuencias argumentales quedan realizados con una seguridad y una solidez que contrastan de modo notable con la falta de esas mismas cualidades en cuanto al contenido se refiere. Al llegar al desenlace, nada queda realmente resuelto ni se señala ningún camino claro a seguir, salvo un cierto regreso a la normalidad exterior y una pragmática adaptación al momento presente que revela ausencia de valores de fondo.

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