EVA Y BEBA SE OCUPAN DE LA CANGURO

La pequeña Beva, en el cuarto episodio de las aventuras que comparte con su amiga Eva, se ve obligada a soportar que sus padres, para salir al teatro, no contraten a una canguro, sino que la dejen al cuidado de Nancy, su hermana mayor, de once años. Al poco de quedarse las dos solas, mientras Nancy se encierra en el cuarto de baño de su madre, para maquillarse a escondidas, Beva aprovecha la ocasión y hace entrar en casa a su amiga Eva. Las trastadas que discurren juntas acaban mal y tienen que pedir ayuda a su improvisada cuidadora, quien a su vez no podrá delatarlas porque entonces ellas contarán que ha utilizado los cosméticos maternos, cosa que tiene prohibida hacer, en lugar de atender y distraer a Beba, como era su deber. La autora refleja con humor las relaciones fraternas de la protagonista, sin dramatizarlas, y contrasta de modo expresivo los juegos imaginativos y alocados de las pequeñas con la forma de pasar el tiempo de la mayor, ya preadolescente. Bien escrita, con un estilo que reproduce, en términos literarios, las formas de expresión propias de la infancia, y acompañada de ilustraciones bien realizadas, de líneas sencillas, esta aventura desarrolla una trama realista donde la alianza de intereses entre las hermanas predomina sabiamente sobre la inclinación natural a pelearse.

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