FÁBULAS DE GRECIA

El autor realiza en esta obra una adaptación muy libre de algunas de las más conocidas fábulas del escritor griego clásico Esopo (siglos VII-VI a.C.), siguiendo el ejemplo de autores como La Fontaine y Samaniego. Sin embargo, los resultados logrados por él difieren mucho de los de aquéllos, en tanto que su versión vulgariza mucho más de lo conveniente el texto original, tanto en su contenido como en la forma.La anécdota argumental pierde mucho de su sentido moralizante, inseparable de la idea de fábula, para convertirse más bien en una parodia humorística de tonos ácidos, y el estilo, que se pretende actual y coloquial, es, por construcción y vocabulario, impropio de la lengua escrita. En conjunto, la obra no resulta adecuada para acercar los clásicos al público infantil.

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