FINAL DE TRAYECTO

La novela Final de trayecto narra las peripecias vividas por el inmigrante ilegal ucraniano Marko, refugiado en la isla de pescadores de Belz, situada en el Atlántico frente a las costas de la Bretaña francesa.
A pesar de que, debido a la crisis económica, la escasez de capturas y el paro, el joven fue recibido con manifiesta hostilidad, Caradec, un veterano patrono de la isla, lo incorporó a su tripulación además de ofrecerle alojamiento y comida. Los buenos resultados obtenidos suscitaron la envidia general del gremio que, acaudillado por Jugand, un desafortunado pescador venido a menos, se disponían a denunciar a Marko ante las autoridades al carecer de los reglamentarios permisos de trabajo. Las campañas contra el ucraniano se recrudecen cuando el cadáver de Jugand aparece decapitado en una frecuentada playa de la zona y Marko se convierte en el principal sospechoso de haber cometido el crimen. Las investigaciones de la policía ponen al descubierto antiguas rivalidades, odios y viejos rencores de familia que los habitantes de isla preferían ocultar con el fin de desviar las pruebas contra el forastero intruso. Sin embargo, gracias a la ayuda que le prestan a Marko su patrón, el cura párroco local, el acreditado librero de Belz y Marianne, su bella enamorada, el joven logra sortear los obstáculos y escapar de sus detractores durante algún tiempo. Además de la intriga policiaca, el relato incluye extensas referencias a las tradiciones celtas de la región con sus creencias en trasgos y espíritus malignos que intervienen en la vida de los seres humanos y les hacen víctimas de sus maleficios. La presencia benéfica del sacerdote católico sirve de contrapunto a los restos de paganismo que aún perduran en las brumosas islas y tierras de Bretaña. Emmanuel Grand (Versailles,1966) ha logrado, en su primera novela, combinar elementos de misterio e intriga criminal con atractivas descripciones de los paisajes, la mentalidad y costumbres de los pescadores que sobreviven en condiciones de extrema dureza. En ese reducido entorno, Marko encarna el problema del rechazo al forastero que se convierte en el centro de la maledicencia general. Algunas expresiones blasfemas y ciertos episodios de sexo entre el protagonista y su enamorada Marianne, pueden afectar a lectores especialmente sensibles.

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