HACIA LA ESTACIÓN FINLANDIA

Se reedita esta peculiar obra, mezcla de historia, política y crónica periodística, de Edmund Wilson (1895-1972). El crítico literario norteamericano rastrea los orígenes intelectuales y culturales de los ideales revolucionarios, siguiendo su desarrollo desde Francia hasta la llegada de Lenin a la estación de San Petersburgo, en 1917. El libro fue escrito en los cuarenta y el autor no oculta el optimismo ante la deriva europea, pensando que el futuro político iba a cambiar. Sin embargo, en el prefacio escrito para la edición de los setenta, no oculta su escepticismo ante el totalitarismo soviético.
Wilson estructura su obra partiendo de las ideas revolucionarias de los pensadores franceses, especialmente Michelet. Se detiene en Marx y Engels y explica cómo su obra se basa en la transformación económica de la sociedad. Sigue su combinación de biografía e historia hasta que finalmente dedica un capítulo a las ideas de los revolucionarios rusos, destacando a Lenin.
Presenta a Marx bajo la figura tanto de Prometeo como de Lucifer, lo que dice bastante de la capacidad de intuición de este intelectual metido a periodista. De hecho, a pesar de que desfilan por el libro personajes tan interesantes como Trotsky o Lenin, el mayor peso de la obra se lo lleva la aproximación biográfica a Marx y Engels. El retrato de ambos, junto con la explicación de sus ideas principales, es interesante y muy preciso, ya que incide en lo más actual de ellos.
El libro es soberbio porque el autor, un erudito, es capaz de mantener la atención del lector a lo largo de una obra larga y en la que hay muchas ideas de fondo. No se puede decir que a Wilson le faltara talento narrativo y lo más llamativo es que no rebaja en ningún momento la tensión dramática. Además, al tocar sobre varias temáticas, interesará a quienes deseen conocer más a fondo la historia, la política y la filosofía de los tres últimos siglos.
La lectura a veces se puede hacer un poco complicada, pero la aridez y la extensión del ensayo se compensan, con creces, con su estilo literario y la penetración de Wilson. Estamos ante una obra clásica del pensamiento que ayudará a profundizar, pese a que en algunos aspectos las simpatías del periodista americano no se sitúen en el lado correcto de la historia. Wilson fue un crítico de la política americana, lo cual no quiere decir que se inscribiera entre los partidarios del comunismo.
Lo más reseñable quizá sea su agudeza para revelar el trasfondo religioso, místico, del comunismo y de toda la tradición revolucionaria.

TROA