HISTORIAS DE MANHATTAN

La obra incluye diez narraciones cortas de género costumbrista que reflejan diversos modos de vivir y pensar propios de la alta sociedad de Nueva York. Las tres primeras, ambientadas a comienzos del siglo XX, muestran un claro sabor decimonónico, que se pierde en las cuatro siguientes, referidas a los veinte años que separaron el comienzo de las dos guerras mundiales. Las tres últimas manifiestan los efectos de la rápida, brusca y profunda evolución social que caracterizó el fin de siglo.
El autor, considerado heredero de la narrativa de Henry James y Edith Wharton, tiene una gran capacidad para crear climas novelísticos envolventes que introducen al lector en el argumento y lo sitúan como espectador silencioso de lo que ocurre en su interior. Sus personajes y los lugares donde los sitúa pertenecen al del entorno real de quien escribe. Así, las historias resultan auténticas, aunque no por ello, su tratamiento sea demasiado esclavo de la fidelidad testimonial. El mundo de la alta burguesía y de las grandes fortunas de los “blancos, anglosajones, protestantes” (Wasp) que habitan el eje Nueva York-Boston, recreado, sin falsificaciones idealistas o detractoras, y trasformado en material literario a través de un realismo matizado por la ironía. Aunque no todas las historias mantienen un mismo nivel de calidad, Auchincloos es siempre un cronista imaginativo, amable y cortés pero también realista y crítico. Tan distante del verismo como de la elegía, narra serenamente cómo los ricos abandonan su existencia ociosa para luchar por seguir siéndolo, mientras a su alrededor se producen continuos intentos de socavar sus privilegios por parte de quienes más que suprimirlos, quieren heredarlos. La elegancia con que expresa esta lucha se plasma en un estilo clásico, sobrio y directo que se ve alterado en la traducción.
La forma en que se transmite la pérdida de sentido moral en la vida familiar, en los negocios o en los despachos profesionales, da lugar a cierto relativismo tolerante.

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