HOGUERAS EN LA LLANURA

Un soldado japonés que combatía en la isla filipina de Leyte al final de la segunda guerra mundial, enfermo y hambriento, no consigue ser admitido en el hospital y su brigada tampoco le cobija. Obligado a sobrevivir en la selva, huyendo de los lugareños y de los soldados estadounidenses, sobrevive comiendo raíces. Después encuentra de nuevo a su tropa que, en estado lamentable, camina hacia un destino incierto, y transmite en primera persona las últimas semanas de la guerra.
El autor mantiene en vilo a los lectores ante la casi segura muerte del protagonista, cuya dignidad y habilidad le prolongan una vida siempre al borde de perecer. El horror de la putrefacción de los cadáveres y los sentimientos adormecidos transmiten con elocuencia la tragedia y la locura de la guerra. La degradación moral a la que se ven sometidos los soldados les lleva a desconfiar de los propios compañeros y llegan, en el punto máximo de su desesperación y sinrazón, a practicar el canibalismo. El encuentro del personaje central con la cruz de una iglesia despierta en él sus escasos recuerdos religiosos y le ayuda a mantener una dignidad moral por la que se atormenta por haber cometido un homicidio, pero logra no caer en el canibalismo y que, por el contrario, venza la débil llama de la cordura, del afán humano de no degradarse y ser tan abyecto.

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