IMAGINA QUE YA NO ESTOY

Una niña de doce años, Mila, viaja desde Londres a Nueva York acompañando a su padre para visitar a un viejo amigo de éste. Pero antes de salir, su mujer les comunica que ha desaparecido sin dejar rastro. Aun así, padre e hija emprenden una exhaustiva búsqueda por todo el norte del estado de Nueva York. Las incidencias de su largo recorrido son el centro de un relato con cierta carga de suspense, en el que ocupa un lugar destacado la curiosa relación afectiva de Mila con su padre, un traductor excéntrico y distraído a quien ella debe proteger y servir de consejera. Bien escrita y llena de detalles paisajísticos y cotidianos cargados de significado, la historia se apoya en una protagonista dotada de una especial sensibilidad para detectar las emociones de las personas, e interpretar lo que los demás no ven. Con la información bien dosificada para mantener el interés, en la trama confluyen infidelidades, secretos y sucesos traumáticos no resueltos, cuyas piezas va encajando Mila a medida que se producen revelaciones inesperadas. En estos pasados de conductas poco edificantes, se descubre alguna relación lesbiana ocasional, sin apenas peso en el argumento. Aunque el lenguaje es cuidado y correcto se desliza un término de connotaciones blasfemas que parece fruto de la traducción.

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