JACK

Marilynne Robinson se dio a conocer en España con Gilead, que es la primera parte de una tetralogía a la que Jack viene a poner fin por el momento. Robinson explora la vida familiar creada en torno a dos reverendos y lo hace empleando una prosa detallista, muy espiritual, atenta a la precisión. En toda su obra rezuma la experiencia de lo sagrado, pero sin remilgos ni escrúpulos.
Si las anteriores entregas se dedicaban a hablar del pastor Ames, a su vida en Gilead, ahora Robinson decide que el lector siga el camino de pecado y redención del hijo díscolo de James Boughton. Jack, a diferencia de sus hermanos y de su padre, es un individuo rebelde, remiso al perdón, y se encuentra siempre al borde de la perdición. Alejado de su padre, decide vivir en St. Louis, donde tiene que hacer frente a las tentaciones del robo y de la bebida.
Jack representa al hombre que se resiste a la gracia, sin saber muy bien por qué. La novela se centra en el encuentro entre él y Della, una joven profesora de color, hija a su vez de otro pastor de Memphis. Entre Jack y Della -y esto constituye el núcleo de la novela- se interpone una serie de obstáculos: por un lado, la cerrazón de Jack y su deseo de no hacer daño a quien ama; por otro, el contexto racial, que hace inimaginable los matrimonios mixtos tanto para blancos como para negros.
Si Jack refleja la duda, Della es el más granado ejemplo de generosidad. Su decidido interés por salvar a Jack la convierten en la heroína de esta historia, que no se cabe entender sin tener en cuenta la formación calvinista de la autora.
Se trata de una novela muy profunda, con muchos guiños religiosos y espirituales, que expone el conflicto entre la libertad y la gracia y los caminos de redención. Tal vez estemos ante la novela más lograda de su autora.

TROA