- Editorial: SEIX BARRAL
- Año de edición: 2021
- Materia: Narrativa contemporánea
- ISBN: 978-84-322-3761-4
- Páginas: 464
- Encuadernación: Rústica
- Colección: Biblioteca Formentor
- Idioma: Español
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Ann Petry (1908 1997) fue una escritora estadounidense de novelas, cuentos, libros infantiles y periodismo. Su novela debut de 1946 The Street (La calle), inédita en castellano hasta ahora, se convirtió en la primera novela de una mujer afroamericana en vender más de un millón de copias.
Lutie Johnson es una mujer joven y hermosa, pero negra, un dato a tener en cuenta en el Nueva York de la década de los cuarenta del pasado siglo. Al acabar sus estudios en el instituto, Jim y ella se casan enamorados y llenos de ilusiones por crear su propio hogar y conseguir el sueño americano ahorrando y trabajando duro. No tardarán en descubrir un mundo cargado de adversidades para los de su raza y en especial para las mujeres negras. Cuando se le han cerrado todas las puertas laborales a Jim, Lutie decide trabajar como interna en una familia de blancos para poder seguir pagando la hipoteca de su casa y dar un futuro mejor a su hijo. Pero las largas ausencias de Lutie empujan a Jim primero al desánimo y después a la infidelidad. Defraudada, el niño y ella terminarán viviendo en un pequeño y destartalado apartamento en la calle Ciento dieciséis de Harlem, un barrio al norte de Manhattan de mayoría negra, con escasas posibilidades de prosperar. El afán de Lutie por salir del barrio protegiendo su integridad y la de su hijo la llevará a obsesionarse con el ahorro y la necesidad de ganar dinero. Una obsesión que la empuja a superarse, pero que, en el mundo injusto en el que le ha tocado vivir, puede llegar a conducirla a la tragedia.
Ann Perry escribe una novela magistral, con una técnica impecable. Observadora de la realidad y deteniéndose en los detalles, da voz a una protagonista perfectamente dibujada para mostrar la cruel injusticia que se ha cebado a lo largo de los siglos sobre la población negra en Estados Unidos.
La calle viene a ser una alegoría del lugar al que se ven abocados los que no tienen nada. Tanto la calle, como las escaleras de incendio o los tejados, serán una prolongación del propio hogar para aquellos que buscan un espacio que no tienen y huyendo del que, teniéndolo, les ahoga.
Lo que diferencia a negros y blancos es el dinero, eso es lo que marca la diferencia. Vistos como una amenaza, delincuentes por naturaleza, pocos serán los negros que puedan salir adelante y, éstos, siempre bajo la sospecha de la corrupción. Hacinados, amontonados, anulada su dignidad y corrompida su inocencia, siempre les rondará una tragedia de la que difícilmente podrán sustraerse.
Encarnita Herraiz
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