LA CENA

En un restaurante de lujo de Ámsterdam se reúnen un ministro con posibilidades de ser jefe de gobierno, su hermano y sus respectivas mujeres, para tratar del futuro de los dos hijos del político y del único de su hermano, implicados en la agresión a una mendiga que dormía en la cabina del cajero automático del cual los chicos iban a sacar dinero, a consecuencia de la cual la mujer murió. Los agresores no fueron identificados, pero el ministro cree que su carrera podría verse afectada y desea hacer una declaración pública al respecto, a lo que su hermano se opone para no implicar a su hijo.
La obra está escrita con una fuerte tensión dramática, concentrada en lo que, a los ojos de los otros comensales, parece una cordial reunión familiar. La trama cobra progresiva intensidad, transmitiendo al lector una creciente inquietud sobre cuál será el desenlace de la velada, tras el cual está en juego el porvenir de los chicos.
El autor realiza una durísima crítica social referida a los padres por no saber educar a la siguiente generación, a la que han transmitido sus propios fallos, errores y carencias más que un sentido de la vida justo y digno, y a la que, por exceso de protección, no han sabido encaminar a la edad adulta y responsable.
Desde el punto de vista literario, el autor maneja con habilidad la técnica del contrapunto pasado-presente entre lo que hicieron unos personajes y lo que hablan otros, y su estilo ágil, directo y afilado, es muy eficaz para transmitir lo sombrío de la historia que cuenta. El contenido, en cambio, es demoledor por la radical desesperanza que encierra.

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