LA CUERDA INVISIBLE

Como es habitual, Erich Hackl toma sus argumentos de conflictos históricos. En este caso, la anexión de Austria por la Alemania nazi, en concreto la invasión de Viena, donde se desarrollan los acontecimientos de la novela. Se presentan brevemente los personajes, quizá demasiado esquemáticamente, pues no es fácil diferenciarlos en los primeros compases. Vidas sencillas, con apenas relevancia social: “El círculo de amigos poseía un talante medio pacifista, medio comunista, que no necesitaba de la afiliación a ningún partido político”.
Con la invasión comienza la tragedia, especialmente para Regina y su hija Lucia (sic), judías. Primero detienen a su anciano padre; después, junto al resto de judíos vieneses, se ve segregada; para tener que acabar escondiéndose y evitar la segura deportación al campo de exterminio. Su marido está en el frente y la familia política no quiere saber de ella por temor a ser acusados de proteger a judíos. Aquí toma el protagonismo el discreto y solitario Reinhold: decide esconder a madre e hija en su pequeño taller. Son años donde el riesgo para todos es alto.
En la novela se distinguen tres etapas claras. En la primera presenta los personajes, su vida tranquila y monótona en la Viena de preguerra rota por la invasión nazi; el inicio de la persecución de los judíos y el estallido de la guerra. La segunda parte, la más interesante, recoge los años en que madre e hija viven escondidas. Y una tercera parte donde la reivindicación y exaltación del sufrimiento judío sustituyen a la ficción, por lo que decae el interés literario.
Las páginas dedicadas a relatar la subsistencia en el taller destacan por su interés narrativo y el estudio de los caracteres. Alterna una narración objetiva con la aparición esporádica de la primera persona: los miedos y descubrimientos de la niña Lucía, sus observaciones sobre las relaciones de los adultos y cómo va madurando en el dolor. El lector siente la claustrofobia y el miedo, y se alegra con las esporádicas y temerosas salidas a la ciudad para sentir la luz y la vida. El personaje de Reinhold se agranda en estas circunstancias.
Es relevante el estudio de los caracteres, trazados con pocas pero eficaces palabras. Las descripciones son contenidas, apenas apuntadas, pero suficientes. El sentido del libro destaca cómo el mal que trae el ser humano (unos, los nazis, provocándolo, y otros, por miedo, amplificándolo), puede ser corregido por personas sencillas, héroes de verdad, con pensamiento e ideas propias.

TROA