LA GRANDE

Un joven comerciante de vinos tiene tratos comerciales con un hombre mayor que él, dedicado a negocios inmobiliarios, y busca a sus antiguos amigos; en otro episodio narra el asesinato de su padre. Por encima de la mínima trama, el tono narrativo y el modo de indagar en la mirada interpretativa sobre las acciones y relaciones humanas es la clave de este libro. Esa mirada pretende entender el presente acudiendo al pasado, y tratar lo presente desde una mirada distanciada por la reflexión constante. Lo cotidiano y familiar aparece como acciones de resonancias históricas, grandiosas. Cada mínimo detalle constituye un motivo de reflexión, de alusión a conversaciones pretéritas, a comentarios que van desde el cotilleo a la consideración filosófica o literaria. El autor mantiene un tono serio y trascendente toda la novela; tono que trata la inmoralidad con la misma distancia conceptual que los demás temas, y no vacila en describir y analizar la sexualidad con el mismo minucioso análisis psicológico. Si el lector logra hacerse con el tono, puede descubrir a un escritor que, con sus herramientas literarias, le introduce en una reflexión sobre la corrupción inmobiliaria y política, sobre los retruécanos de una familia, sobre unos personajes que están en un trasfondo y se presentan como parte importante de esa sociedad compleja.

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