LA HORA DE LOS HIPÓCRITAS

Esta es la duodécima novela de Petros Markaris y su comisario Kostas Jaritos. Jaritos acaba de ser abuelo y toda la familia está revolucionada, pero en medio de la alegría un nuevo delito alterará su tranquilidad.
Han asesinado con un coche bomba a un empresario hotelero importante, con hoteles dentro y fuera de Grecia y una agencia de viajes en Londres y que, además, tiene una labor social: mantiene una residencia y una escuela de hostelería para estudiantes becados por él mismo. Todos alaban su trabajo y su forma impecable de relacionarse con la administración pública y sus empleados.
Tiene que resolver con su equipo un caso en el que los asesinos han matado a su víctima con un coche bomba. Por el método, parece un caso de terrorismo, pero por las circunstancias que le rodean se aleja del modelo. La investigación no comienza con buen pie porque el comunicado del grupo asesino, está firmado por un extraño nombre: “Ejército nacional de idiotas”, escrito a mano y con letra caligráfica. Esta situación desconcierta y bloquea la actuación policial y los pasos que se dan son vacilantes, aunque cuenta con la ayuda de los policías de antiterrorismo y los de delitos económicos.
Al segundo asesinato le sigue un comunicado similar, que tampoco añade nada, aunque se van viendo más posibilidades. Se siguen las posibles pistas hasta que al final, tirando de todos los hilos y por un hecho inesperado pero lógico, ya que los asesinos siempre dejan alguna puerta abierta, se puede avanzar en la investigación. Después del primer hallazgo se descubren más hechos y no cuesta nada llegar a los asesinos que, en el fondo, son gente honrada que ha perdido el norte.
Como todas las novelas de Markaris, tiene un fondo social y político que, aunque se trate de Grecia, es común a muchos países. El descontento social, la situación penosa en que vive la clase media, los empresarios sin escrúpulos, los políticos pendientes de su imagen y su poder, los desengañados y los cansados de sufrir, los parados... Markaris da una imagen positiva de todos estos grupos sociales, los comprende e intenta ayudar. Y ahí están los hipócritas con una imagen pública y social intachable pero que en el fondo son egoístas, explotadores y gente sin escrúpulos y la causa del malestar y la ruina de muchos. Y estos son los perseguidos justamente en esta novela.
Un relato impecable en su sencillez y sin grandes pretensiones, lleno de humanidad tanto por la persona de Jaritos, como las escenas familiares y que es como una corriente de aire fresco en medio de tantas historias turbulentas, sanguinarias y enfermizas, que nutren el género en estos momentos. Troa.

TROA