LA ISLA DEL ÚLTIMO PIRATA

El escritor navarro Jesús Nieva Ozcoz (Cadreita, 1960) inspira la acción narrada en La isla del último pirata en los relato legendarios que sitúan en Isla del Coco, hoy bajo soberanía de Costa Rica, la existencia de fabulosos tesoros que los piratas del Pacífico habían arrebatado a los galeones españoles en sus trayectos desde Perú a México.
La novela se inicia en el puerto de El Callao el año 1820 cuando el general San Martin se disponía con su ejército rebelde a proclamar la independencia de Perú de la Corona de España. Las autoridades de la región decidieron fletar un navío inglés que debería transportar a puertos mexicanos más de una veintena de pesadas cajas lacradas que contenían el tesoro del Virreinato para evitar que fuera saqueado por el enemigo. En contra de lo acordado, el capitán del buque, después de comprobar el contenido de los cofres, puso rumbo a la Isla del Coco donde lo enterró en una caverna dispuesto a recuperarlo más tarde con ayuda de un mapa que señalaba la ubicación. Al abandonar la isla los ingleses fueron capturados por una fragata de la armada española que apresó al navío aunque no pudo evitar la fuga del oficial que logró conservar en su poder el valioso mapa del tesoro. Sobre estos acontecimientos inspirados en hechos más o menos reales, Jesús Nieva crea un mundo de ficción protagonizado por el detective de la policía de New Haven (Nueva York) George Barcroft y de su bella esposa Kate involucrados a su pesar en la búsqueda del tesoro de la Isla de Coco en 1913. Un viejo lobo de mar, August Gissler, solicita su ayuda para recuperar la fabulosa carga ya que dispone de una copia auténtica del mapa realizado hacía más de un siglo por el desaprensivo capitán inglés que antes de morir lo entregó a uno de sus herederos. Las aventuras se suceden con variada suerte para el matrimonio de los Barcroft, acosado por ambiciosos buscadores internacionales de oro que, en vísperas de la Gran Guerra, se proponen incrementar los recursos de sus respectivos países, empeñados en acumular fondos para costear los gastos militares. La obra, a través de una prosa cuidada que reproduce con fidelidad los ambientes de las distintas épocas donde transcurre la acción, mantiene el interés sobre el destino final del misterioso tesoro que tantas penalidades había causado a sus perseguidores a través de los siglos XIX y XX.

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