LA LISTA DE MIS DESEOS

Jocelyne Guerbette, con cuarenta y siete años, dueña de una mercería en la población de Arras desde que se casó hace veintiún años con Jocelyn y madre de dos hijos ya independientes y de una tercera que murió al nacer, vive apaciblemente en su pueblo junto a su marido, empleado en la fábrica de helados Häagen-Dazs. Rodeada de sus clientas, de las amigas de siempre, y de su padre con una demencia severa, sus deseos no salen de lo cotidiano, sus intereses se centran en una vida sin sobresaltos donde el acostumbramiento se ha instalado definitivamente en su matrimonio, sin más pretensiones que seguir adelante junto con su marido, corto de miras, ambicioso en sus naderías y con contadas delicadezas hacia Jocelyne. Sin embargo, todo esto podría cambiar drásticamente desde el momento en que de forma inesperada la fortuna se pone de su parte haciéndola poseedora del premio del Euromillón.
Con esta novela el autor ha sabido crear con acierto la imagen de lo que podría ser la “antiheroína” de la historia: una mujer anodina, resignada con lo cotidiano, con ideales que apenas necesitan reflexión y que ha sabido plasmar a través de pensamientos concatenados de la protagonista. La aceptación y a la vez amargura irónica de una vida plana lleva a la cimentación de su propio entorno sobre unos pilares inestables que se derrumbarán ante lo inesperado anulando la posibilidad de volver a amar, si es que alguna vez existió realmente tal posibilidad. Con un lenguaje simple, que se adecúa bien a la protagonista, el autor en ocasiones echa mano de algunas expresiones e imágenes soeces que pueden incomodar al lector.

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