LA MATANZA DE RECHNITZ

El escritor y comentarista político de origen húngaro residente en Suiza, Sacha Batthyány (n.1973) tuvo conocimiento en 2009 de un episodio dramático que implicaba a miembros de su familia en el asesinato de casi dos centenares de judíos en marzo de 1945.
En su obra La matanza de Rechnitz procede a una cuidadosa reconstrucción histórica del suceso una vez confirmado que, efectivamente, su tía abuela Margit von Thyssen, casada con el noble húngaro Iván Batthyány, participó en una orgía organizada en su castillo de Rechnitz a la que asistieron como invitados oficiales de la Gestapo y afiliados a las Juventudes Hitlerianas y una de cuyas diversiones fue la matanza de doscientos judíos. Las primeras indagaciones del autor para esclarecer el caso fueron mal recibidas entre familiares y amigos que preferían mantener en silencio un hecho del que, pasados los años, se sentían profundamente avergonzados. Al propio autor, que llegó a conocer de niño a Margit, le resultaba difícil relacionar a la anciana aristócrata de exquisitos modales con la persona involucrada en un crimen colectivo que costó la vida a un grupo de prisioneros judíos en el que se encontraban ancianos, mujeres y niños. Después de mucho insistir logró por fin convencer a su padre para que le proporcionara los datos que le permitieran conocer la verdad y situar los hechos en el contexto histórico de la época. Recibió los diarios escritos por los diversos protagonistas, hombres y mujeres, que tomaron parte activa en los acontecimientos, algunos de los cuales sufrieron posteriormente las represalias de las autoridades comunistas que ocuparon los antiguos territorios del ya desaparecido Imperio de Austro Húngaro. Dispuesto a recabar el mayor número posible de informaciones, el autor recorrió los lugares de Europa y América del Sur donde se habían refugiado varios de sus familiares, cuyos testimonios consideraba indispensables para completar los datos reunidos en las diversas fuentes consultadas. En términos generales, la obra se basa en hechos históricos aunque, en ocasiones, se interpretan y describen tal como se supone que debieron ocurrir, al carecer de referencias precisas en los documentos disponibles. Sacha Batthyany, llega a la conclusión de que sus tíos abuelos no tomaron parte directa en los crímenes, aunque tampoco intercedieron en favor de las víctimas que fueron ejecutadas en el patio interior del palacio por los jerarcas nazis de ocupación. El autor reproduce los hechos con el estilo ágil y ameno de una crónica periodística al describir el ambiente actual de los países visitados y referirse a los viajes realizados a través de Suiza, Austria, Hungría y Argentina con el fin de entrevistar a los personajes que tomaron parte en los acontecimientos relatados en la obra. Una escena donde fantasea sobre la supuesta actividad sexual atribuida a la prostituta que viaja a su lado en el tren a Hungría, episodio ajeno por completo a la trama, puede afectar por su crudeza a la sensibilidad del lector.

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