LA MERCANCIA MAS PRECIOSA

El dramaturgo y guionista francés Jean-Claude Grumberg (París, 1939) se aproxima de una manera original y bella al trágico final que vivieron su padre y su abuelo en el holocausto judío perpetrado por el nazismo. No lo hace directamente sino enmarcando su historia en el contexto en que se desarrollan los cuentos clásicos.
Grumberg mezcla la realidad con la ficción cuando relata por un lado las condiciones infrahumanas a las que fueron sometidos millones de judíos, transportados en trenes de ganado hasta la estación final en la que serían asesinados; y por otro, la vida imaginada de un matrimonio de leñadores que habita un tupido bosque atravesado por las vías del ferrocarril. Los primeros luchan por sobrevivir a una persecución que conmocionó al mundo, los últimos, al día a día en medio de la escasez y la hambruna. El leñador ansía lograr el alimento necesario mientras su mujer anhela un alimento mayor, la felicidad que produce la llegada de un bebé. Por esa razón, acompañará al tren cada día hasta que la desesperación de uno de los viajeros que le arroja uno de sus hijos para que sobreviva, se convierta en el mayor regalo, la mercancía más preciosa. Este acontecimiento pondrá patas arriba el hogar del bosque, así como el corazón de quienes lo habitan.
El autor transmite el modo en que la propaganda antisemita llega hasta los lugares más recónditos -los judíos no tienen corazón, ellos fueron quienes mataron a Dios, son unos ladrones que no merecen vivir- lo que obligará al matrimonio de leñadores a afrontar dificultades que jamás había imaginado. Por otro lado, refleja cómo la esperanza de un padre puede convertirse en la alegría de una hija a la que renuncia sabiendo que vive y que es feliz. Dramático pero bello cuento, de los de antes, de los que no endulzan la lectura, sino que cuentan los sucesos como se contaban antaño.

Álvaro Lucas