LA MÚSICA DEL HAMBRE

La protagonista hereda de su abuelo la Casa Malva, un pabellón de la exposición internacional. El padre de la joven, nacido en la isla Mauricio, ahora, en París, recibe a contertulios que comienzan a hablar de Hitler y mantienen una posición antisemita. Más adelante, ella cede la herencia a su padre, sin prever las consecuencias, pues no advierte que éste va a dilapidar el patrimonio familiar en quiméricas inversiones. Poco a poco, todo se derrumba, junto con el inicio de la segunda guerra mundial.
En la novela, Le Clézio toca muchos temas y abarca un largo período de tiempo, de modo implícito y por alusiones. A partir de referencias vagas, de pequeños indicios, el lector ha de averiguar los motivos del fracaso del matrimonio del padre de la protagonista, aunque éste continúa viviendo con su mujer. Aparece una niña rusa, cuyos abuelos fueron ajusticiados en la revolución, que tiene algo de procaz y de exótico, y que saca de la inocencia a la protagonista. El Nobel francés recrea el ambiente, detalla apellidos y lugares geográficos de Mauricio, pero deja lo escabroso, lo indigno, a la imaginación del lector. La caída económica y moral de los padres de la heredera se muestra de modo vago, implícito, pero intenso.

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