LA NIÑA DE LOS CARACOLES

Marina guarda en una caja de cartón una colección de conchas vacías de caracol que ella y su padre recogían cuando salían a pasear. Después de que su padre fuera detenido por motivos de disidencia política, la niña deja de hablar y se dedica a pintar caracoles en una libreta. Un día, por fin, intercambia algunas palabras con otro niño de su edad cuya familia sufre el rechazo de los demás vecinos del pueblo, debido a ser albina. Los dos se hacen amigos y un día deciden escaparse juntos y viajar a la capital para tratar de conseguir la libertad del padre de Marina. A cambio, la niña está dispuesta a entregar lo único de valor que tiene, su caja de caracoles. La obra narra una historia triste y tierna a la vez, que contrasta la dureza del mundo adulto con el ingenuo coraje de los menores, y concluye en un desenlace positivo, de amistad y cariño. La situación de desamparo en que se encuentran la protagonista y su madre queda suavizada, en parte, por la belleza de los elementos formales, ambientación y estilo, pero aún así se describe en términos de un realismo poco apropiado para el público infantil. A pesar de tener un desenlace satisfactorio, el desarrollo argumental puede producir efectos deprimentes en lectores sensibles. Las ilustraciones, abundantes y de alto nivel de calidad artística, tienden a acentuar los aspectos sombríos del texto.
Ganador Premio Leer es Vivir 2013.

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