LA NOVELA DE GENJI II

Segunda parte del gran relato de una dama japonesa nacida en el último tercio del siglo X. Aristócrata, culta y refinada, retrata a príncipes, emperatrices, generales, ministros, etc., no como gobernantes o cortesanos influyentes sino en su ámbito familiar -matrimonio, hijos, concubinas, relaciones con allegados- y en el de sus actitudes vitales. La obra es a la vez un estudio psicológico y una crónica de costumbres referida a la élite cortesana, opulenta y selecta en sus gustos pero también inflexible en el orden de los rangos y en el trato que a cada cual le corresponde por nacimiento. La autora tiene un modo de narrar inteligente, ameno y sutil en la percepción de matices anímicos y ambientales, que aligera en lo posible la magnitud del texto, cuya duración temporal abarca cuatro generaciones y cuyo elevado número de personajes requiere un índice explicativo. La acción externa apenas encierra acontecimientos destacados, pero el tratamiento narrativo de las incidencias cotidianas encierra un notable atractivo que el lector de clásicos sabrá apreciar. De su desarrollo se desprende que la situación de la mujer aparece, dentro de sus limitaciones, más paritaria con el hombre que en el Japón posterior, y la frecuencia con que príncipes y nobles abandonan la corte para retirarse a lugares de oración es señal de una intensa religiosidad. De la la práctica de la poligamia se derivan complejos enredos de carácter sexual. El estilo, sencillo y elegante, con una cuidada traducción, pone de manifiesto que un ambiente de lujo y ocio favorecen cierta relajación de costumbres.

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