LA PEQUEÑA PANADERÍA DE LA ISLA

Jenny Colgan es una escritora británica con gran popularidad en su país por sus comedias románticas convertidas rápidamente en best sellers. Encuéntrame en el Cupcake Café es la más conocida de sus novelas con la que consiguió el Premio Melissa Nathan de comedia romántica en 2012.
La pequeña panadería de la isla es su última novela con un formato similar a las anteriores y con los ingredientes necesarios para conquistar a un público femenino.
Polly Waterford acaba de cerrar la etapa más importante de su vida. Tanto su relación amorosa como la empresa que años atrás comenzó con su novio y que les posicionó muy bien económica y socialmente, han fracasado definitivamente. Con muchas de sus cosas embargadas y con escasos ahorros decide irse a vivir de alquiler a un destartalado apartamento sobre un viejo obrador completamente abandonado en una pequeña isla al sudoeste de Plymouth. Considerado este traslado como transitorio mientras encuentra trabajo en algún lugar en tierra firme, Polly puede soportar estoicamente la escasez de medios que le ofrece tanto la casa como la isla, además de la antipatía de su casera. En esos momentos de incertidumbre no puede sospechar que lo que hasta ahora había sido para ella una afición, hacer pan, se convertiría en un trabajo que le granjearía el aprecio de los habitantes de la isla y un negocio rentable, algo que le cambiaría la vida definitivamente.
Como es habitual en Jenny Colgan, la narración se desarrolla en un tono sencillo, sin demasiadas exigencias literarias, buscando un ambiente amable que despierte los sentidos y facilite la lectura. Encuadrada en un estilo de comedia romántica, los protagonistas serán jóvenes enamoradizos, frívolos, bondadosos, valientes, audaces, etc., dentro del perfil que se espera en este tipo de novelas.
La autora vuelve a utilizar el recurso de la gastronomía para dar unidad a la historia. En esta ocasión, como novedad, incluye las recetas de los distintos tipos de panes que hornea Polly al final del libro.
El contenido, frívolo en la mayoría de las ocasiones, ofrece un sentido positivo de las relaciones laborales, familiares y de amistad, pero éstas, cuando se dan entre hombres y mujeres suele ir acompañada irremediablemente de sexo, sin compromisos permanentes, o prevaleciendo aquél sobre otras realidades en la relación de pareja.

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