LA TRAMPA IDENTITARIA

Otro libro imprescindible para entender lo woke y la efervescencia identitaria, escrito, además, por un pensador político solvente. Mounk sigue la estela de otros -Lilla, Fukuyama, Gray- para advertir de cómo la deriva identitaria del liberalismo conduce, paradójicamente, a la liquidación de la libertad. En primer lugar, revisa la conformación de ese paradigma político cultural, retrotrayéndose a la década de los sesenta, a los movimientos estudiantiles, a la normalización del marxismo, a los cambios entre lo público y lo privado y, finalmente, a la aparición del problema racial. A partir de la lucha por la discriminación, todo lo relativo a la identidad se transforma en arma política. De ahí viene el problema del género.
Para la difusión de lo identitario ha sido capital un doble proceso: primero, la expansión de esas ideas por la cultura popular -desde series hasta libros- y la adaptación de las instituciones políticas a las modas intelectuales. A la consolidación acrítica de las nuevas ideas también ha contribuido la cultura de la cancelación, innegablemente.
Estamos ante un libro político, no filosófico. Por eso, aunque el diagnóstico es correcto, no es menos cierto que le falta bastante penetración antropológica. A lo que llega Mounk es a decir que el identitarismo está arrojando un saldo liberticida, pero no se percata de que la cuestión tiene que ver con el olvido de la noción de naturaleza humana y con la quiebra de la verdad. Con el relativismo no se puede aspirar a realizar la política porque esta implica algo común que se comparte.
Otro aspecto interesante es el final: el pensador no se limita a realizar una síntesis de las ideas identitarias, sino que aspira a idear o hallar soluciones. Entre ellas, cree necesario recuperar el legado universalista del liberalismo, pues de ese modo se curan los efectos desintegradores de la política identitaria.

TROA