LA VIDA DE LOS INSECTOS

En un balneario de Crimea, a principios de otoño, un domingo por la tarde en que la vida discurre con normalidad, todo cambia cuando sus habitantes se transmutan en insectos.
El autor (Moscú, 1962) intenta realizar una sátira entre kafkiana y cómica, que no llega a crear inquietud ni intriga como parece pretender al inicio de la novela. La transmutación en insectos no tiene fuerza para servir de fábula. Tampoco la búsqueda de experiencias de sexo y droga. Los personajes carecen de fuerza psicológica y sus elucubraciones sobre la vida, proyectos, experiencias... son inconexas y no tienen vigor.

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