LAS CHICAS BUENAS NO VUELVEN SOLAS A CASA

Novela protagonizada por una joven, Paula, en plena crisis de adolescencia agravada por la ausencia de un padre que abandonó a la familia en los primeros años de la infancia de sus dos hijas y cuya madre no da abasto para mantener a la familia.
El relato está construido en una mixtura de diario y narrador en tercera persona en breves y ágiles capítulos a modo de fotogramas de una película. La protagonista es un personaje muy convincente. La escritora armoniza bien los pensamientos de Paula con sus palabras.
La chica rechaza al compañero que está enamorado de ella y se arrima a un joven bohemio poco recomendable. Ella es consciente de que va a la deriva pero no es capaz de controlar el barco de su vida. Se considera y se muestra como una “chica mala” pero en el fondo sabe que esa pose es una mala reacción ante una insatisfacción existencial.
La novela refleja bien el daño que produce en los hijos la huida, en este caso del padre, el tremendo déficit afectivo que provoca y los a menudo vanos intentos por colmarlos.
Sobre el drama aletea el suceso de una joven maltratada por unos desconocidos que la recogen cuando camina sola por la carretera. Este hecho, que conmueve a la ciudad, sirve de símbolo de los peligros que acechan a las jóvenes y de las situaciones conflictivas que provoca un modo de divertirse ajeno a cualquier disciplina.
La novela practica la elipsis sin describir acciones escabrosas. Paula encuentra apoyo en una profesora que le escucha sin juzgarle; una compañera, que le ayuda desinteresadamente en los estudios; y su madre, que no sabe cómo gestionar la crisis de su hija pero que le muestra un amor verdadero.
La autora es una joven estudiante que con la novela ha logrado ser finalista de un premio literario, el certamen Mujer al viento.

Antonio Barnés