LAS CHICAS DE BLOOMSBURY

Natalie Jenner, nacida en Inglaterra, reside actualmente en Ontario (Canadá), ciudad donde fundó la librería independiente Archetype Books. Licenciada en Toronto, ha ejercido como abogada y consultora para diversos bufetes de abogados. Las chicas de Bloomsbury es su segunda novela en la que no faltan referencias a la anterior, La Sociedad Jane Austen.
Se inicia el año 1950 y la librería Bloomsbury en Londres, propiedad de lord Baskin, es ya centenaria. Su gerente principal, el señor Dutton, ha establecido una lista de cincuenta y una reglas con la que ha conseguido mantener el orden y el buen funcionamiento de la empresa desde hace treinta años a pesar de los tiempos inestables de guerra y postguerra. Junto a él está el señor Allen, socio con el que comparte responsabilidades y algo más. Otros tres hombres forman el personal masculino de la librería que copan los puestos de mayor responsabilidad. Grace, casada y con problemas en su matrimonio; Vivien, soltera, con su novio desaparecido en el frente, y con aspiraciones a escritora; y Evie, una jovencita licenciada en Cambridge, pero sin futuro en la investigación, forman el equipo femenino sin posibilidad de ascenso y encargadas de preparar el té al resto del personal. Pero los tiempos están cambiando y las mujeres se resisten a seguir bajo la sombra de los hombres. Hacerse valer y elegir el tipo de relaciones que quieren mantener con ellos las empoderan, de manera que, con ayuda de algunas clientas importantes de la talla de la escritora Daphne du Maurier, puedan llegar a alcanzar su sueño más deseado, dirigir ellas mismas la librería.
Natalie Jenner escribe una historia bien ambientada, pero que pierde fuerza a lo largo de la trama precipitando un final falto de originalidad y poco creíble. Su intencionalidad inclusiva, fuerza a los personajes a adoptar comportamientos o actuaciones que, en ocasiones, llegan a resultar postizos y poco elaborados.
La sencillez del lenguaje empleado y la simplicidad de la trama puede resultar del agrado de lectores poco exigentes.

Encarnita Herraiz