LAS VENCEDORAS

La autora de “La trenza” (2017, ver reseña en Troa), novela que cosechó un importante éxito editorial, vuelve a utilizar el feminismo como elemento narrativo fundamental. En esta ocasión, se centra en las vidas de dos mujeres que viven en diferentes tiempos y a las que les une su preocupación por conseguir un mundo mejor, especialmente para las mujeres desfavorecidas.
Una de las protagonistas es Selène, una joven parisina actual, abogada de cierto renombre, que sufre una aguda depresión que demuestra la insatisfacción de su vida. Para salir de ese estado de angustia e infelicidad, empieza a colaborar como voluntaria en una ONG que ayuda a mujeres con problemas. La otra protagonista es Blanche Peyron, cuya historia se desarrolla en 1925, también en París. Blanche decide dedicar su vida al Ejército de Salvación para ayudar a los demás. Con su marido Albin, entregan su vida a esta causa.
A Selène no le está resultando nada fácil ejercer su voluntariado. Por un lado, su depresión es bastante aguda y, por otro, las mujeres a las que va a prestar su ayuda en una Residencia no acaban de conectar con ella. Poco a poco, sin embargo, a base de corazón y de interés por ellas, empiezan a cambiar las cosas y Selène encuentra en su trabajo como voluntaria la solución también a sus problemas personales. Por su parte, Blanche decide implicarse de lleno en una causa humanitaria: una campaña para adquirir un voluminoso hotel abandonado que quiere transformar en un Palacio para mujeres abandonadas, precisamente el sitio en el que décadas después colabora Selène. Blanche consigue implicar a la sociedad francesa y su sueño consigue hacerse realidad.
“Un Palacio para curarse de las heridas y volverse a levantar”: esa es la intención de Blanche que años después comparte también Selène, quien decide también entregarse a los demás. Para ello lo importante es concretar su solidaridad en mujeres de carne y hueso, individuales, con sus dramas únicos y sus tragedias únicas, que se cuentan en la novela. En el caso de Blanche, que fue nombrada Caballero de la Legión de Honor francesa, llama la atención su rocosa fe y su constancia a la hora de luchar por unos objetivos tan magnánimos.

TROA