LLUVIA NEGRA

Una joven japonesa se encontraba cerca de Hiroshima cuando cayó la bomba atómica, y le resulta difícil demostrar a la intermediaria de quien la pide en matrimonio que no por ello está enferma. Su tío, que también estuvo cerca de allí, decide transcribir el diario de su sobrina para dárselo a la intermediaria y, además, escribir el suyo propio. El grueso de la novela la componen estos y otros diarios, que narran, con la característica ausencia de emoción de los japoneses, cómo las personas corrientes vivieron el estallido y sus consecuencias, incluso años después. La novela tiene una estructura moderna, para haber sido escrita por un autor nacido en 1898. Los diarios constituyen un testimonio que retrotrae a un pasado que influye en el presente. Se afronta el tema de la bomba con espíritu racional, sin aspavientos ni palabras que reflejen sentimientos, sino con eficacia, planeando las acciones. Los diarios resultan algo impersonales para un occidental, pues procuran ser muy objetivos: narran lo que una persona ve y sus acciones, sin lugar a perspectiva política, o trágica o crítica, y explican de modo sumamente minucioso cada objeto, el régimen de alimentación, el modo de curarse una herida. Se pueden deducir del relato el sentido del honor y la salvaguarda de las apariencias, la templanza y entereza de ánimo, la curiosidad por las acciones de los demás, el ritualismo y tradicionalismo de las acciones.

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