LO MEJOR QUE SÉ DECIR SOBRE LA MÚSICA

La literatura de Robert Walser (1878-1956) se ha convertido en un referente literario europeo. En la editorial Siruela se han publicado la mayoría de sus libros: novelas, relatos, reflexiones, textos breves, etc. Ahora, han reunido en esta selección los poemas y prosas breves que el escritor alemán dedicó a la música.
“Cuando no escucho música, me falta algo, pero cuando la escucho es cuando de verdad me falta algo”, escribió en uno de estos textos, en los que de entrada hay que destacar la sintonía con el resto de su literatura. Walser, escritor den los márgenes (“señor de las periferias” le ha llamado el escritor Jesús Montiel en una reciente biografía literaria) es también, como amante de la música, un aficionado de los márgenes. Walser no simpatiza con la cultura musical clásica y manifiesta sus reticencias a una manera de entender la música como espectáculo pomposo. En sus juicios, sencillos, coloquiales, poco profundos, nada especializado, hay un distanciamiento deliberado a lo que entendemos como industria del entretenimiento. Como le pasa en otras facetas y aficiones, él va más a lo esencial y lo personal. En este sentido, se muestra amante de la música de Mozart, pero rechaza la de Beethoven y la del Romanticismo precisamente por su desmesura.
Si en su prosa, también musical, se dan estas características de levedad y sencillez, en sus opiniones musicales se aprecia un esoramiento hacia la “música de cámara”, aquella que está fuera de toda pompa. Como escriben los autores de esta selección, “la música que mayor estima merece es la que escuchan los observadores furtivos y los oyentes causales”. Una concepto personal que incorpora la música como una parte fundamental de la vida, nada separado del resto de actividades.
Walser vivía con entusiasmo esta afición, que transmitió a su literatura.

TROA