LOS ABANDONOS

Reflexiona Cayetana Guillén Cuervo (Madrid 1969) sobre la enfermedad de su padre y su muerte, sobre los momentos posteriores a la pérdida de un ser tan valioso, que su pérdida cambia nuestra vida. Hay que acostumbrase al dolor que produce su ausencia, a nuestra incomprensión e impotencia con la esperanza de que algún día volveremos a sentir, poco a poco, la ilusión y las ganas de vivir que nos han abandonado con la muerte del ser querido. Con un lenguaje poético expresa los sentimientos, los recuerdos de la infancia y su transformación con el tiempo. En el capítulo sobre la ausencia de Dios, recuerda como fue la formación y la espiritualidad de su infancia, las confesiones, los rezos a Dios pidiéndole por algo y ofreciendo algo a cambio, los consejos de algunos sacerdotes que llenaban de paz las vidas con su misericordia y comprensión. Pero, al mismo tiempo que añora esos tiempos, se sumerge en la situación de soledad al no encontrar a Dios que permanece en silencio, cuando querría encontrarlo, comunicarse con Él y contarle sobre el dolor, la rebeldía que le produce las ausencias de los seres que amaba.

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