LOS DIECISEIS ARBOLES DEL SOMME

Los Dieciséis árboles del Somme, abedules que fueron plantados siglos atrás, constituyen por el valor de su madera un tesoro cuya disputada posesión centra la trama de esta novela del escritor noruego Lars Mytting (1968). Un rico industrial maderero escocés y un famoso carpintero sueco autor de muebles de lujo, pugnan por hacerse con el preciado material pero tropiezan con la dificultad de que se hallan en un terreno minado por uno de los ejércitos que participaron a orillas del rio Somme en una cruenta batalla durante la Primera Guerra Mundial. En 1971, el nieto de tres años del ebanista, se adentra en ese bosque francés en un momento de descuido de sus padres. Durante la búsqueda, pisan una de las minas sin detonar que, al explosionar, provoca su muerte. El hijo, sin embargo se salva y veinte años después, ya adulto, regresa al lugar del siniestro para aclarar puntos oscuros sobre el trágico accidente. El autor maneja con habilidad la técnica de alternar planos temporales distintos, que le permite un continuo cambio de ambientes y lugares. Episodios variados en los que intervienen un notable número de personajes para narrar la historia de tres generaciones de una misma familia de granjeros noruegos del siglo XX. Sucesos relacionados con las dos Guerras Mundiales, libradas a lo largo de la primera mitad de la pasada centuria constituyen la raíz de la intriga que centra el desarrollo argumental, muy extenso y complejo. El ebanista noruego que emigra a Francia, cede la granja a su hermano y, cuando las tropas de Hitler invaden el país nórdico, se viste con el uniforme alemán al tiempo que su hermano en Francia se convierte en colaborador activo de la Resistencia anti nazi. La familia queda así divida y enfrentada por esta circunstancia, de un modo que repercutirá sobre las dos generaciones siguientes. Así, el último descendiente, que figura como protagonista y narrador de la historia, no cesa en su propósito de investigar qué secretos fueron los que ocultaron sus antepasados y cuál es su relación con los abedules plantados a la orilla del río Somme. Las descripciones de paisajes, franceses, escoceses y noruegos, el reflejo de las distintas épocas y estratos sociales en diversas regiones europeas, así como los efectos de la persecución de los judíos en la Alemania Nacionalsocialista, forman un entramado sobre el que el protagonista debe moverse con suma precaución. Su propósito de indagar en el pasado, le exige seguir pistas difusas y buscar certezas a través de las medias verdades que consigue arrancar a las personas con las que se entrevista. La aparición de una misteriosa joven escocesa que unas veces parece ayudarles y otras engañarle, añade elementos sentimentales a esta laberíntica labor de investigación que, en algunos momentos, llega a resultar fatigosa para el lector.

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