LOS HIJOS DEL VOLCAN

La novela se desarrolla entre la plantación de café La Portuguesa, en el corazón de la selva mexicana, y las montañas donde vive Tikú. La narración empieza con el asesinato del hermano de Lucio Intriago. Tikú escucha a veces una voz interna, profunda, que le empuja a llevar a cabo acciones que no desea. La orden en esta ocasión es matar a Lucio, pero Tikú se da cuenta de que es su hermano justo en el momento de disparar y no puede detenerse. A partir del asesinato se suceden idas y venidas de Tikú desde la altura al pueblo, donde para subsistir vende las pieles de los animales que caza.
El ambiente en el que se desarrolla la novela es salvaje, en sus personajes y en sus descripciones, con abundantes localismos que hacen complicada la lectura. Los personajes son oscuros y los hechos que la novela describe van en la misma línea. La novela está dividida en cuatro capítulos con cuatro narradores distintos. Aunque el protagonista es Tikú, el resto de los personajes como el caporal, padre de Tikú, Lidia, la guerrillera o su hijo Twaré, están descritos minuciosamente.
El desarrollo narrativo es sinuoso, con el único hilo conductor del complicado pensamiento de Tikú. El autor describe los asesinatos detalladamente, refiriendo de manera directa los aspectos más crueles. Los hijos del volcán acompañan a Tikú, primero portando la imagen de dioses, y después, el lector se da cuenta de que en realidad son la tribu que habita las montañas desde hace cientos de años. El final de la novela es sorprendente. Soler describe el doble pensamiento de Tikú que va creando los distintos personajes: su propio hijo y algunos hijos del volcán. En los últimos capítulos, cuando Lucio Intriago asciende por la montaña para asesinarlo, Tikú siente el apoyo de los hijos del volcán, pero, en el momento final, son fruto de su propio pensamiento.
Novela complicada, con abundantes descripciones de violencia con detalles escabrosos. Sin embargo, posee una gran calidad literaria.

Isabel Rincón