LOS NIÑOS DE BULLERBYN

Bullervyn, una pequeña población rural sueca, rodeada de bosque, es el marco en que se desarrolla la historia que cuenta, en primera persona, Lisa, una niña de siete años que tiene dos hermanos de ocho y nueve respectivamente. Cercanas a la explotación agrícola y ganadera de sus padres están situadas otras dos, en una de las cuales vive un niño, hijo único y en otra dos hermanas de edades parecidas a las de Lisa y su hermano mayor. Los seis forman una pandilla de amigos cuyas aventuras, vividas siempre juntos, centran el argumento de la obra. La autora, nacida en 1907 en un pueblo parecido al que recrea en estas páginas, evoca una vida muy alejada de las circunstancias actuales. Los protagonistas no tienen apenas juguetes ni, por supuesto, televisión pero disfrutan de infinitas posibilidades de diversión en el bosque o con el contacto directo de los animales de las granjas familiares. Al estar lejos de centros urbanos, no notan la falta de dinero porque no tienen ocasión de crearse necesidades artificiales. Una casa cálida, unos padres ocupados pero cariñosos y comprensivos, el abuelo de uno de ellos que los trata a todos como a nietos y su imaginación, les basta para llevar una existencia plena y feliz a pesar de las dificultades y problemas que inevitablemente surgen a su alrededor. Sentirse protegidos y queridos, hace que los seis niños de Bullyvern, convertidos en siete al nacerle una hermanita al hijo único, disfrutan felices de lo que tienen y le sacan el mayor partido posible. La acción pone de manifiesto que, viven sin miedo la plenitud de cada día, en perpetuo contacto con la naturaleza y sin saber lo que es el aburrimiento, aunque se peleen entre sí con la frecuencia habitual. La obra que consta de tres partes publicadas respectivamente en 1947, 1949 y 1942, destaca por la belleza de las descripciones ambientales, el tono amable y sencillo del estilo y la acertada caracterización de los personajes.

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