MADRE IRLANDA

Edna O’Brien, (Tuamgraney, Condado de Clare, Irlanda, 15 de diciembre de 1930), es una escritora y guionista de cine irlandesa residente en Londres. Se dio a conocer en 1960 y pronto cosechó premios literarios, aunque pocas son las novelas de esta autora traducidas al castellano. Madre Irlanda fue escrita en 1976 siguiendo la línea argumental de sus anteriores obras, en este caso a modo de autobiografía. Se apoya en sus propias vivencias para narrar brevemente la historia de Irlanda con sus orígenes mitológicos, legendarios, su cultura y ambiente social que la caracteriza y la hace única, marcada por un profundo conservadurismo, una religiosidad rigorista y el conformismo con la fatalidad y la derrota cuando se despiertan en el país los deseos de patriotismo e independencia.
Desde la distancia, y ya situada en Londres, la autora contempla Irlanda y todo lo que, aún queriendo, no logra arrancarse de esa tierra. Hay un legado que siempre llevará consigo cualquier irlandés allá donde vaya. Nacida en un pueblo agreste y criada en un entorno rural donde los campos no parecen dar más que patatas, utilizando la tercera persona, habla de historias locales que configuran el carácter del país. La religiosidad católica que lo envuelve y lo asfixia todo, estricta y rigorista, deja poco espacio para un Dios paternal o un Cristo personal y cercano, por el contrario, siempre estará en la Cruz para llamar la atención del pecador y exigirle penitencia, puesto que pocas cosas no son pecado.
Su paso por el internado de monjas y su posterior huida a Dublín en busca de un futuro mejor y abierto a otras posibilidades deja poco margen a la imaginación hasta que decide abandonar y marcharse a Londres.
Edna O’Brien escribe un relato descarnado de su tierra, con un sentimiento de miedo y lástima ante el inmovilismo de sus gentes con su conservadurismo legendario. Otros se han ido antes que ella huyendo de esa misma pasividad. Sus anotaciones, algunas con cierto sentido del humor, deja poco espacio a la esperanza, aunque no renuncia totalmente, quizá sea volviendo a inspeccionar en la infancia, a encontrar la clave que pueda cambiar la situación.
La autora muestra su talento con un estilo austero, utilizando las palabras precisas y en los momentos adecuados. Algunos lugares, leyendas mitológicas, personajes, costumbres, etc., que aparecen a lo largo de la narración pueden resultar ajenos a los lectores poco familiarizados con Irlanda pudiendo restarles interés por la novela.

Encarnita Herraiz