MANUAL DE EXILIO

MANUAL DE EXILIO

CÓMO APROBAR SU EXILIO EN TREINTA Y CINCO LECCIONES

18,40 €

  • Editorial: PERIFÉRICA
  • Año de edición:
  • Materia: Narrativa contemporánea
  • ISBN: 978-84-16291-44-1
  • Páginas: 240
  • Encuadernación: Rústica
  • Colección: Largo Recorrido
  • Idioma: Español

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Velibor Colic (Modrica, Bosnia, 1964) es un escritor de éxito en su país de acogida, Francia. Alcanzó la popularidad con un relato, Los bosnios, escrito en las trincheras de la guerra de Yugoslavia, guerra de la que desertó en 1992. Vientiún años después, regresa a esa época para contar las dificultades de su exilio en Francia y su lucha por volver a ser un escritor, como lo era ya en su país natal. “Manual de exilio es un superviviente que busca la inmortalidad”, confiesa en una de las entrevistas dadas con ocasión de la publicación del libro en España. Gran lector de la literatura del exilio (Pasternak, Mann, Celan), quiere añadir su propia pincelada, ofrecer un rostro y un cuerpo a tantos refugiados que pueblan anónimamente las estaciones, los aeropuertos y las calles de las grandes ciudades europeas: “Ya no tengo nombre, ya no soy ni mayor ni joven, ya no soy ni hijo ni hermano. […] Soy el refugiado. Ahora y mañana. Aquí y en otra parte”. Este refugiado tiene frío y hambre, calor y suda, hace mucho ruido, come miserablemente, se emborracha para olvidar su situación, encuentra a otros refugiados de los que aprende reglas para sobrevivir en los laberintos de los metros y en la jungla de los barrios periféricos, quiere enamorarse pero no consigue más que furtivos encuentros poco satisfactorios. Así y todo, tiene suerte. Mientras toda su familia se iba a Alemania y Escandinavia porque había más trabajo, él eligió París, la patria de los poetas desterrados. Consigue una ayuda del Parlamento europeo de Escritores, una plaza de “escritor en residencia”, acaba su primer libro y encuentra editor, ya que “mi país está de moda”, como afirma sarcásticamente. La literatura, “centinela valiente, especie de papel tornasol para examinar los niveles de acidez y locura de este mundo ruin”, lo ha salvado. Pero es consciente de que eso no siempre pasa. La mayoría de los refugiados estarán siempre solos: “Busco, desocupado, todas las palabras posibles para definir la soledad. Seul, digo en francés, sam, en serbocroata, lonely en inglés, allein en alemán. A falta de patriotismo, me he hecho poliglota por fuerza mayor”. Muy interesante resulta en el libro su periplo, con matices picarescos, por la Europa de los 90, desde Alemania hasta Budapest, pasando por Praga: “Por todos lados descubro vestigios del comunismo: los pequeños Trabant que tosen en todas las rotondas, las fachadas desvencijadas, los edificios robustos y sin estilo, los códigos de vestimenta aún en vigor”. A pesar de su relativo éxito, hay una gran amargura en Colic. Sus “sueños de capitalismo y de mundo libre, de viajes y de ciudades de las artes y las letras se han convertido […] en cenizas. He cambiado el fin del comunismo por el crepúsculo del capitalismo”. Celebra en Estrasburgo una Navidad bulliciosa pero “probablemente sin Jesús” y se burla con cierta ternura de su amiga antisistema, víctima de todas las modas vegetarianas, animalistas y zen que no consiguen llenar el vacío de las almas occidentales.
Manual del exilio es una cuenta más en el rosario de obras que, desde los lamentos de Ovidio a orillas del Ponto Euxino –hoy Mar Negro- hasta los recuerdos de Jorge Semprún en París, nos hablan del trauma del exilio, la dificultad de la adaptación, las heridas de la memoria, las tristezas colectivas y los enfados individuales. Escrito en primera persona, con cierto humor, alguna que otra palabra malsonante y sobre todo mucha tristeza, conmueve al lector aficionado a la literatura, por la continua referencia a autores y libros que ayudan al refugiado a mantenerse vivo y a luchar. También es una buena lectura para todos aquellos que sienten empatía hacia los expatriados, apátridas, exiliados, refugiados, que se amontonan delante de las fronteras, alambradas y muros de un mundo que, piensan, será mejor.

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