MAX PICARD Y EL ENIGMA DE LOS DINOSAURIOS

La segunda entrega de la serie narrativa dedicada a las aventuras de Max Picard transcurre en un lugar próximo a los Pirineos donde resulta relativamente fácil encontrar huellas fósiles de dinosaurio. El chico va a pasar en esa localidad sus vacaciones de verano a casa de su abuelo. Al principio está solo y aburrido, pero poco después se le unen su primo Roque de 14 años, dos más que el protagonista, y Elsa, la mejor amiga y compañera de clase de éste. Los tres juntos y Otto, el hijo quinceañero de unos granjeros holandeses, vecinos del abuelo de Max, convierten las excursiones a la montaña en su principal diversión. En una de las marchas descubren el campamento instalado por un equipo de paleontólogos dedicados a la búsqueda de fósiles de distintas especies de animales que habitaron aquellas tierras durante el periodo Cretácico de la Era Terciaria. Los chicos, y sobre todo Max, se interesan por el trabajo que están realizando y por los métodos y herramientas que emplean para extraer huesos y conchas de moluscos fósiles de las rocas donde se hallan incrustados. La buena disposición de la directora del grupo les permite adquirir nuevos conocimientos sobre estas cuestiones, e incluso ayudar en los trabajos de campo. La obra proporciona datos de interés relacionados con la Paleontología y la Geología, ciencias implicadas en el estudio de la flora, la fauna y la composición geográfica de la Tierra en sus remotos orígenes. Junto a este importante aspecto de divulgación científica, la trama incorpora una intriga de carácter policíaco y elementos sentimentales que corren a cargo del afecto que Elsa siente por su nuevo amigo Otto. Escrito con estilo sencillo, el texto concede mayor atención a los aspectos divulgativos de carácter científico que a los literarios aunque el conjunto de unos y otros queda bien armonizado y atraen la atención del lector.

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