MEMORIA DEL MAL, TENTACIÓN DEL BIEN

Este libro de Todorov no se había publicado todavía en castellano y eso que la edición original, en francés, es de 2000. Aunque Todorov ha muerto, en realidad su experiencia y su capacidad para analizar el siglo XX europeo no pueden abandonarnos. Nació en Bulgaria y antes de abandonar su país natal y establecerse en Francia, este intelectual supo en propias carnes el coste emocional, cultural y vital de lo que considera el mayor mal del siglo XX: el totalitarismo.
Cada vez se constata más un problema en la opinión pública, sobre todo en la más joven: el olvido de la historia. Pero más cruel es, según el pensador de origen búlgaro, no recordar lo que hizo posible el terror, ya que sin ello no podemos garantizar que en el futuro no se produzca de nuevo la catástrofe. Lo interesante del libro de Todorov es que cree que en lugar de rememorar solo a los líderes que convirtieron el mundo en un infierno, es más útil dar la voz y dejar viva la llama de todos aquellos que se enfrentaron a los regímenes más sangrientos.
Todorov habla de Vassili Grossman, el reconocido autor de Vida y destino, Margaret Buber-Neumann, David Rousset, Primo Levi, Romain Gary y Germaine Tillion, quizá menos conocidos, pero que, a su manera, exponen la raíz común de la que emerge tanto el totalitarismo soviético como el nazi. En un contexto en el que nos inclinamos por la pendiente del populismo, las llamadas de atención de estos autores y la inquietud del propio Todorov recobran actualidad y contribuyen a dejar en nuestra memoria que el logro de las democracias liberales, contra las que se levantan estos regímenes, constituyen las garantías de nuestras libertades.
Un libro profundo y emotivo. Y culto. Además, Todorov revela la línea de continuidad entre la opresión y fenómenos más contemporáneos, como las últimas catástrofes. En el marco de las guerras de hoy, lo que indica no deja de suscitar preocupación.

TROA