MI ABUELO, EL PREMIO NOBEL

Trata esta novela el problema del pánico del escritor ante la página o la pantalla en blanco, desde una perspectiva original y muy imaginativa. El narrador es un niño pequeño, cuyo abuelo tiene la cabeza llena de historias que no logra trasladar al terreno literario. A lo largo de conversaciones con su nieto, les va dando forma aunque no acaba por decidirse a escribirlas. Incluso cuando un telegrama le anuncia la concesión del premio Nobel de literatura, no es capaz de poner por escrito el obligado discurso de aceptación. La obra, inicialmente publicada por entregas en el blog del autor, es un brillante ejercicio de fantasía donde cada capítulo ofrece inesperadas sorpresas, dentro de una concepción novelística muy próxima al realismo mágico. Las imágenes son muy sugerentes y el estilo se muestra cuidadosamente elaborado, bajo apariencias de sencillez coloquial e incluso con ciertos rasgos de humor. La técnica narrativa es tradicional sin apenas rasgos ambientales o psicológicos que definan a los personajes reales, puesto que el interés de la trama se centra en el terreno de las ficciones soñadas por el abuelo y vividas por el nieto. Dado que apenas hay acción lineal tampoco se llega a un desenlace concreto sino que las páginas finales encierran una bella metáfora de despedida de la infancia del niño, a quien el abuelo prepara con una última historia que le sirva para acercarse al mundo de los adultos. Aflora en el relato el cariño u confianza mutuas entre el abuelo y el nieto.

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