MIN, EL FANTASMA DE BELÉN

En un Nacimiento casero, puesto con todo detalle, había incluso un castillo medieval donde vivía un fantasma. Su problema era que ninguna de las figuras del Belén le tenía miedo y esto le disgustaba porque siempre sus antepasados le habían enseñado que la obligación de un buen fantasma es asustar. Una noche vio mucho movimiento de pastores y lavanderas y siguiéndolos llegó al Portal y ululó de alegría. El Niño sonrió y San José y la Virgen se rieron, pero el buey y la mula se asustaron lo que llenó de alegría al fantasma. El cuento narra una historia tierna y amable que ayuda a que los niños sientan el Nacimiento como algo vivo, donde pueden introducirse con la imaginación como un personaje más.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa