MORIR NO ES LO QUE MÁS DUELE

La escritora oscense Inés Plana, directora de la revista Vivir Bien editada por la Comunidad de Madrid, desarrolla la acción de su primera novela Morir no es lo que más duele en los alrededores de la capital de España durante los meses de otoño-invierno de 2007.
El teniente de la Guardia Civil Julián Tresser y su ayudante el cabo Coira, reciben el encargo de investigar el asesinato del profesor Tomás García Huete, cuyo cadáver ha sido encontrado pendiente de una soga en la arboleda de una urbanización próxima a Madrid. Las graves mutilaciones que presenta el cuerpo descartan desde el principio la posibilidad del suicidio y complican el trabajo de los dos agentes encargados del caso. El teniente recibe un fuerte impacto al recordar cómo, siendo todavía un niño, le ocultaron que su padre se había ahorcado en la casa familiar de una localidad abulense durante las vacaciones de verano, al ser inculpado de la violación de una menor. En el bolsillo del profesor García Huete apareció, escrito a mano, el nombre de una tal Sara Azcárraga, precisamente la niña cuya violación le fuera atribuida a su padre. Durante el proceso de reunir las pruebas que llevaran a identificar al asesino, Tressier descubre que el auténtico violador había burlado a la justicia y desviado las sospechas hacia su padre, al cual colgó de una viga, como forma de confirmar que el suicidio se debió al arrepentimiento y el deseo de evitar la deshonra ante los vecinos del pueblo. Los dos agentes, oficial y cabo, se ven obligados a trasladarse al lugar de los hechos con el fin de reconstruir unos sucesos luctuosos ocurridos hacía más de treinta años. Ambos se habían propuesto el objetivo de identificar al verdadero violador y asesino, movidos por con la sospecha de que se trataba del mismo autor del crimen de García Huete. De la trama policiaca la acción novelada se traslada al terreno personal, moral y psicológico del teniente, empeñado ahora en reivindicar la figura paterna, demostrar su inocencia y, a cambio, proceder a la detención del múltiple asesino cuya actividad se había reanudado al cabo de los años. Inés Plana ha elaborado una intriga policiaca de notable complejidad, donde se intercalan sentimientos, afectos y defensa del honor familiar de los personajes, al tiempo que mantienen su esfuerzo al servicio de la justicia sin interrumpir sus tareas a las que se dedican de acuerdo con tenacidad y rectitud que distinguen el espíritu de la Guardia Civil. Aunque es evidente el propósito de la autora de evitar excesivos detalles en las escenas escabrosas, los episodios derivados de la violación de la pequeña Sara, los que aluden a relaciones homosexuales y adúlteras, así como el realismo de ciertas escenas de gran violencia, pueden afectar negativamente la sensibilidad del lector.

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