MUSGO

Musgo, un perro de mediano tamaño, color negro y pelo rizado, cuenta en primera persona cómo dejó de ser una querida mascota doméstica para convertirse en vagabundo, sucio y hambriento, víctima de la crueldad de seres humanos sólo atentos a sus propias necesidades e intereses. Su historia, contada desde la perspectiva de una mirada ingenua e incapaz de comprender lo que ocurre, proporciona una patética imagen del daño que la guerra produce en la población civil. Cuando una bomba destruye la casa de sus dueños, una familia con dos hijos pequeños, permanece junto a las ruinas hasta que los encargados de desescombrarlas lo alejan de allí. Después, todo son carencias y tristezas hasta que un prisionero de guerra, al que ayuda a huir, le proporciona un nuevo hogar. La obra, muy bien escrita, cuenta con unos personajes muy bien concebidos, humanos o caninos humanizados, y con un desenlace muy feliz, en el que nuevas vidas abren un horizonte esperanzador hacia el futuro. Sin embargo, en sus capítulos iniciales, la acción incluye algunas secuencias duras y amargas, cuyo realismo puede afectar a un público infantil fácilmente impresionable. El autor pretende con este tratamiento verista, que abandona en capítulos posteriores, inspirar en el lector un rechazo a la violencia armada, sea donde sea que se produzca, razón por la cual no especifica una localización geográfica concreta para ambientar esta novela, ganadora del premio Edebé de literatura infantil.

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