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En esta novela, con la que ganó el premio Strega 2000, el autor (Turín, 1938) recrea los trescientos días que Napoleón pasó en la isla de Elba durante su primer exilio.
En un diario, un erudito hombre de letras de la isla, que desprecia toda forma de tiranía y al que Napoleón nombra su bibliotecario, recoge las incidencias de la vida del Emperador desde el momento en que desembarcó en Elba, en mayo de 1814, hasta su repentina fuga de la isla. El autor imagina la actividad que pudo desplegar en esos trescientos días el que fuera amo y señor de Europa y el turbio ambiente que se crea en torno a él. Salvo algún momento de mayor agitación, el texto es lento y lleno de pequeños detalles sin importancia y de escaso interés, que producen un efecto tedioso que no consigue superar el buen estilo de Ferrero, que contrapone con acierto literariamente la vida activa y la inactiva.

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